Un relato lineal es una narración que sigue una estructura cronológica clara y coherente. En otras palabras, se trata de una historia que se cuenta de forma secuencial, desde el principio hasta el final, sin saltos ni interrupciones en el tiempo.
Este tipo de relato es el más común en la literatura y en el cine convencional, ya que permite al lector o espectador seguir fácilmente el hilo argumental y comprender la evolución de los personajes y la trama en su conjunto. A continuación, profundizaremos en las características y ejemplos de los relatos lineales.
Diferencias entre relato lineal y no lineal: Guía completa
Los relatos pueden ser contados de diferentes maneras, pero principalmente se dividen en dos tipos: lineales y no lineales. A continuación, te explicamos las diferencias entre ellos:
Relato lineal
- El relato se desarrolla en orden cronológico, es decir, de manera secuencial.
- La historia es contada de principio a fin sin saltos en el tiempo.
- El foco está en el desarrollo de la trama y los personajes.
- Es el tipo de relato más común en la literatura y el cine convencional.
Relato no lineal
- El relato se desarrolla de manera no secuencial, con saltos en el tiempo y/o cambios en el punto de vista.
- La historia puede comenzar en el medio o al final y luego retroceder o avanzar en el tiempo.
- El foco está en la exploración de la psicología de los personajes y la complejidad de la trama.
- Es más común en el cine y la literatura experimental.
El primero es más convencional y se enfoca en la trama y los personajes, mientras que el segundo es más complejo y se enfoca en la psicología y la estructura de la trama.
Cómo identificar una narración lineal: Guía práctica
- Una narración lineal tiene un principio, un desarrollo y un desenlace en orden cronológico.
- Los hechos se presentan de forma secuencial, sin saltos en el tiempo ni flashbacks.
- El narrador cuenta la historia desde su perspectiva y no hay cambios de narrador.
- Los personajes se presentan de manera ordenada y no se agregan nuevos personajes sin una razón clara.
- Los eventos se presentan de forma clara y sencilla, sin saltos en la trama o giros inesperados.
- La narración sigue un patrón de causa y efecto, donde cada acción tiene una consecuencia lógica.
- Los temas y la moraleja son evidentes y se presentan de forma clara al final de la historia.